Comer intuitivo

Comer intuitivo

Diferentes aproximaciones implementan en sus intervenciones el comer intuitivo y principios similares. Estos enfoques se centran en el fomento de una relación sana con la comida y el cuerpo y enseña a la gente a confiar en la regulación interna sobre el hambre y la saciedad. Este proceso se conoce como comer intuitivo y requiere que las personas tomen conciencia de las respuestas corporales hacia los alimentos y que sus elecciones de comida respondan a un conocimiento corporal.

Comer intuitivamente es un proceso que involucra tiempo, sobre todo en las personas con una larga historia de dietas para adelgazar y que comen en función de cómo perciben, sienten o juzgan su figura corporal. El comer intuitivo se adquiere gradualmente a medida que las viejas creencias sobre los alimentos, la nutrición y la alimentación son desafiados, ignorados o/y sustituido por otros nuevos.

Con la realización de dietas para adelgazar ocurre el efecto opuesto al comer intuitivo. Con las dietas se altera la conciencia las señales fisiológicas internas del hambre y la saciedad. Esta desconexión entre el individuo y los recursos naturales del hambre y la saciedad puede aumentar el riesgo de desarrollar un trastorno alimentario, así como sobrepeso y obesidad.

Comer intuitivamente requiere ser conscientes de ¿por qué comemos? ¿Cuándo comemos? ¿Qué comemos? ¿Cómo comemos? ¿Cuánto comemos? Se enseñar a las personas a hacer conexiones entre lo que comen y cómo se sienten a corto y mediano plazo y a prestar atención a: (i) la alimentación y al estado de ánimo, (ii) la concentración, (iii) los niveles de energía, (iv) los movimientos intestinales, (v) la comodidad al comer, (vi) el apetito, (vi) la saciedad, (vii) el hambre (viii) y el placer.

Hay evidencia de que el comer intuitivo se puede aprender y que su adquisición se asocia con una mejora de la ingesta de nutrientes, disminución de los síntomas de trastornos alimentarios y en algunos estudios se ha observado que se asocia con una disminución del peso y no con su aumento. Este enfoque se ha asociado directamente con indicadores del bienestar físico y psicológico y no ha sido asociado con ningún efecto adverso.



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